domingo, junio 21, 2009

Un blogger profesional.

Le dediqué la entrada anterior a un artículo, "Con las barbas en remojo" relacionado con el desabastecimiento de la red comercial en divisas, de Fernando Ravsberg, el corresponsal de la BBC en Cuba.

Los artículos del periodista muestran lo difícil de su trabajo. Resalta aristas interesantes en fenómenos, generalmente ya reseñados, pero es capaz de presentarlos desde ángulos llamativos, manejando información de primera mano que ilustra significativamente las tesis de sus encabezados. Se aleja de críticos y apologistas, lo cual atrae sobre él, ataques de ambos.

Una de sus recientes entradas, El bloqueo interno, la dedica al daño que provoca el agarrotamiento de la economía nacional por parte del Estado. Describe con ejemplos impactantes "las veredas oscuras" del error. Es una idea que ya ha sido presentada; sin embargo, no es retórica política lo que queda de su lectura, sólo realidad. Las leyes y restricciones que rigen la actividad económica cubana son incalculablemente dañinas y Fernando lo demuestra. Culpa a "la burocracia". Ésta se ha convertido en un cómodo chivo expiatorio (anónimo, colectivo) y éste es, para mí, el punto débil de su alegato. "La burocracia" tiene intereses, pero no es la que toma las decisiones, ni la iniciativa. Sólo cumple su "importante tarea".

La siguiente entrada, Pobrecitos los cubanos, parece destinada a compensar las ofensas del anterior, como el mal árbitro de beisbol que, después de "cantar" una bola mala como strike, lo compensa cantando un strike como bola mala. Una de cal y otra de arena. Confieso que por un momento me molestó. Especialmente eso de que el cincuenta por ciento tiene acceso a divisas. Pero mirándolo mejor, puede ser. Incluye entre otros, a los que reciben mesadas irregulares, los parqueadores, los que cobran diez CUC de "estimulación" cuando cumplen los parámetros, los mendigos de las puertas de las tiendas, las que limpian las casas de los que alquilan, las vendedoras de "jabas" en los agros. Los voraces inspectores que salen a medrar cada vez que aparece una medida de "control" (los últimos, los de los contadores eléctricos). La pirámide de ingresos cubanas, la real, es desconocida. Tengamos en cuenta que la mayoría de las entradas importantes se obtienen ilegalmente.

La información vale. Una pirámide de ingresos cuya base es muy ancha (la gran mayoría gana muy poco) que tiene un pico superior muy largo, una pirámide de una gran pendiente media, es la representación gráfica de una importante desigualdad. Desconozco la intención del periodista, pero eso es lo que demuestra. El famoso "igualitarismo" no existe.

Creo que los lectores extranjeros y los periodistas cubanos deben agradecer a este escritor que llame la atención sobre tanto tópico interesante de la vida nacional, y al valor con que lo hace.