viernes, enero 18, 2008

Alina: versiones y yuca.

Un documental, quizás carente de grandes virtudes en materia de lenguaje cinematográfico, ha conseguido, no obstante, atraer la atención de muchos (atención, en ocasiones, no deseada) a causa de la importancia de su tema. Me refiero a Buscándote Habana (2006), de la joven realizadora Alina Rodríguez. Moviéndose por barrios marginados más que marginales y entrevistando a personas que tienen fe en soluciones gubernamentales, nos muestra, en imágenes cuyo retoque (camas tendidas, pisos limpios) hace más duras, un modo de vida que rara vez se hace público en Cuba.

Son las nuevas versiones de las Yaguas (mítico asentamiento que afeó a La Habana hace medio siglo y que fuera "erradicada para siempre" a principios de la Revolución, junto con el analfabetismo, la mendicidad, la prostitución y la falta de atención médica), los caseríos de cubanos que decidieron escapar de "Muela quieta", sitio en que nombre y pronóstico van a la par. Y están varados, entre cartones, latas y depósitos, fingiendo que tienen esperanza que darles a sus pequeños, que alguna vez los van a escuchar.

Hay un personaje en el documental (por desgracia, más que un personaje, es una persona) que se llama Fidel y le puso "Elián" a su hijo. Escucharlo, hiere la sensibilidad del más duro, aunque cueste aceptar sus ideas. Ver donde vive, ha puesto colores a esas imágenes que sólo veíamos en blanco y negro cuando se trataba de Cuba. El hombre ha conseguido trabajo, pero no puede sostenerlo, porque es "ilegal". Todos son "ilegales", todos lo somos, en algún sentido.

Las razones de "bien mayor" tienen a esos hombres y mujeres viviendo en esas casuchas. Sabios burócratas disertan acerca del desarrollo urbano, las "apuestas" del gobierno y lo que sucedería si todos los "inditos" arracaran pa' los "prósperos caneyes".

El impacto de la tragedia que relata es tan fuerte, que sobrepasa los mensajes y aclaraciones que se han incluido para "matarle el filo". La música (de tono discordante con la obra, ya dije que no se trata de un filme de grandes méritos cinematográficos) presenta un animado cuya liviandad choca con el discurso temático y tampoco logra restarle fuerza al documento. Casi al final, mientras un "poblador" carga una viga (parece una escena de "La Pasión"), se deja escuchar una versión "recortada", de "Lucha tu yuca", con la que finaliza la obra sin dejar de poner en los créditos una larga lista de autoridades y una advertencia que prohíbe su exhibición al "enemigo", a modo de mampara.

"Lucha tu yuca", mutilada de algunos de sus versos más candentes, repoblada de vocablos indígenas menos agresivos, conserva, no obstante, el encanto del anacronismo malintencionado que nos hace a todos, cómplices del autor, conocedores de las claves con que ha encriptado la letra para decir, de todas formas, lo que tan bien sabemos.

La letra de esta versión del número de Raymundo Fernández, la extraje del documental, para compararla con la versión "original" que circula por Internet y la colocaré al final de esta entrada.

Creo que Alina empezó con buen pie. Hay en su trabajo muchas virtudes, aunque algunas de ellas no sean puramente artísticas y en el mundo del cine hay espacio para realizadores con puntería, que tiren al pecho. Aunque luego le suspendan la función.

Lucha tu yuca. (Versión Buscándote Habana)

Lucha tu yuca, taíno, lucha tu yuca.

Lucha tu yuca, taino, lucha tu yuca.

Forrajea la manigua.

Trilla el monte y machuca.

Tú, taíno, tú, lucha tu yuca.

La jugada está apretada:

todo el caney lo sabe.

Que no abunda el taparrabo

y no alcanza el casabe

Que está cara la magia y más la medicina

y que se nos vuelven locas las taínas

Anacaones, caribes y siboneyes,

hasta los ingenuos guanajatabeyes,

agarran los macutos a la hora e los mameyes

y arrancan pa los prósperos caneyes.

Pero ya han mandao

condones a comprar.

A la tribu quieren censar.

El bohío que ocupas, tú prepárale un ritual,

no sea que lo declaren ilegal.

Pero

Lucha tu yuca, taíno, lucha tu yuca.

Lucha tu yuca, taino, lucha tu yuca.

Forrajea la manigua.

Trilla el monte y machuca.

Tú, taíno, tú lucha tu yuca.

¡Ay! Trabaja, trabaja, como suda el indito

y la tribu vive al margen del delito.

Y luego, carijo, pa divertirse un poquito,

tiene que pagarse en fula el areíto.

Trabaja, trabaja. Cómo suda el indito,

al que todavía pagan con espejitos.

En las horas de ocio juega al Batos su poquito,

porque está caro, muy caro

porque está caro, muy caro

el areíto.