domingo, febrero 14, 2010

Clima e información.

Uno de los detalles ofensivos que sufrimos ciertos adultos es encontrar que otras personas deciden por nosotros a qué información podemos acceder, quizás para preservarnos en saludable ignorancia respecto a la variedad de opiniones que existen sobre algunos temas y causarnos la impresión de unanimidad que impide el nacimiento de las dudas.

A veces surgen hechos incongruentes con la teoría y escuchamos explicaciones insostenibles para apoyarla con el desconocimiento de que existen otras formas de abordar el tema en la creencia de que es incuestionable.

Es muy difícil para un cubano en Cuba acceder a otra información sobre el cambio climático que la del IPCC-Al Gore, etc. En este tema, adicionalmente, gobiernos y medios de todas partes parecen coincidir por completo y es raro encontrar noticias sobre científicos que disienten de algunas de las afirmaciones que le valieron al cineasta y político un Oscar y un Nobel compartido con el Panel Intergubernamental.

Se ha creado en muchos lugares, y más aquí, la idea de que están plenamente demostrados:

— La temperatura media global está aumentando de forma quizás ya indetenible.

— La culpa la tiene el hombre que emite, mediante la combustión del petróleo y el carbón, enormes cantidades de CO2, gas de efecto invernadero que provoca el calentamiento global.

— Las consecuencias de esta acción ya se están apreciando en la disminución de los casquetes polares, la desaparición de los glaciares y el aumento de las catástrofes naturales.

— Si no se frena la emisión de gases de efecto invernadero, el nivel del mar aumentará, haciendo desaparecer islas y terrenos costeros bajos en los países más pobres. También habrá más desastres como sequías, diluvios, tormentas, etc.

— Existen otras formas de obtener la energía que son menos agresivas al medio ambiente y que permitirían reducir las emisiones de CO2.

— Todos los científicos del mundo están de acuerdo en estas afirmaciones.

A estas alturas, realmente no puedo asegurar que alguna de las afirmaciones anteriores sea cierta. La última es evidentemente falsa y la penúltima parece ser verdadera.

Me llamó la atención, recuerdo, la noticia de un señor que demandó al sistema escolar en el Reino Unido por incluir "Una Verdad Incómoda" en el programa curricular de su hijo. Y que la demanda, basada en múltiples afirmaciones erróneas desde el punto de vista científico, fuera victoriosa.

Un amigo, antiguo alumno devenido maestro, insistía en que no creyera simples afirmaciones sin contrastar, por muy convincentes que parecieran. Y que todo está en Internet, aunque no al alcance de todos. Él tiene una serie de opiniones discordantes con el IPCC. "Somos hormigas creyéndonos que ahorcamos al elefante" o algo así, me decía. Yo, que no conocía mucho del asunto, sólo ponía mi fe en los "especialistas": si los que saben están de acuerdo, quién soy yo para dudar.

Me habló de una serie de temas que resultaron duros cuestionamientos a la seriedad del Panel. Los cambios de predicciones, los dimes y diretes, las renuncias de importantes científicos, el truco del "Palo de Hockey"…

Me puse a buscar. El Google es una maravilla. Encontré científicos disidentes del IPCC. "Sólo sé que no sé nada", el lema socrático, parece lo único común para ellos. A los que oponen la fe al conocimiento no les hacen falta los hechos. No necesitan investigar, aceptan cualquier apoyo para su punto de vista, incluso el fraude. Estos otros no están seguros de nada, posición que me resulta más atractiva.

Vi un documental: "El gran timo del Calentamiento Global", donde se entrevistaba a varios científicos. Personalidades con el prestigio de los más importantes centros universitarios y de investigación, como el MIT, La NASA, Instituto Pasteur, La Universidad de Londres, de Jerusalem, etc. dicen una y otra vez que no hay consenso científico. Algunos de ellos fueron integrantes del IPCC y exigieron la retirada de sus nombres de los documentos conclusivos. Dicen conocer a otros que no lo han hecho, aunque se negaron a aceptar su inclusión y fueron mantenidos sólo por falta de firmeza en la solicitud de retiro.

Y es que tienen objeciones muy grandes. "Es un grupo de políticos." No respetan la ética ni los métodos de investigación. "Sólo financian los proyectos que apoyan sus posiciones." "Están publicando resultados sin interesarse por las evidencias que los contradicen."

Si la Teoría de la Gravitación Universal, la Teoría General de la Relatividad, la Teoría del Big Bang o la Teoría de la Evolución de las Especies aparecen asociados a nombres de científicos de fama imperecedera que debieron, no obstante, aprobar un importante volumen de revisiones, mejoras, experimentos confirmatorios, teorías alternativas y reconstrucciones, la Teoría del Calentamiento Global de Origen Antropogénico es apenas asociada a políticos y una masa un tanto anónima de científicos entre los que algunos niegan su participación en las conclusiones.

Los "calentólogos", como les llaman sus escasos y poco escuchados oponentes, han sufrido varios golpes recientes. Un invierno especialmente frío en el hemisferio norte, ha replegado el uso de fenómenos locales y estacionales a la categoría debida y despertará cautela cuando se pretendan utilizar como "pruebas" del calentamiento instantáneo que los alarmistas descubren cada vez que un oso se queda sin hielo en medio del océano. También ha habido que retirar el hielo de algunas montañas de la lista de damnificados del CO2 ante las evidencias de otras causas (el tizne, por ejemplo).

El hecho más impactante, que ha trascendido a pesar de todos los esfuerzos acalladores es el de la publicación de los correos de la CRU, importante centro de investigación de fenómenos climáticos y uno de los líderes del IPCC. Los que afirman haber leído estos materiales aseguran que los investigadores de dicho centro acuerdan en ellos ocultar datos incongruentes con la teoría, rellenar convenientemente los vacíos de información con series imaginarias, silenciar la existencia de un período cálido medieval, etc. A pesar del severo cuestionamiento que generaron estos mensajes, la defensa de las autoridades del CRU fue negarse a discutir el contenido de documento publicados ilegalmente. A ello ayudó la cercanía de la Cumbre de Copenhague y la posible participación de organismos de inteligencia interesados en torpedear posibles acuerdos en esta reunión.

Éste no fue el último escándalo de credibilidad del IPCC.

Es cierto que hay muchos trabajos que se basan o apoyan esta teoría. Es cierto que tesis alternativas tampoco se han demostrado. Creo que mientras ninguna sea probada es obligatorio investigar. Yo sólo tengo preguntas.

— ¿Hay calentamiento global? El clima varía, siempre lo ha hecho. En la última década se ha mantenido con algún descenso (el 98 fue especialmente cálido) pero en períodos mayores quizás pueda hablarse de cierto calentamiento.

— ¿Son los gases de efecto de invernadero una causa plausible de la alegada subida actual de la temperatura? Hay dudas sobre esto, ya que el calentamiento de la atmósfera superior no se comporta como debería ser según el modelo y sus explicaciones.

— ¿Es el CO2 tan importante entre los gases de efecto de invernadero como dicen? Su abundancia relativa no es mucha, el agua tiene una contribución importante y la interacción entre los distintos factores no es muy conocida. Dice Tom Segalstad, cabeza del Museo de geología de la Universidad de Oslo, que es alrededor del 2% entre los gases de efecto invernadero.

— ¿Es la contribución humana a la concentración de CO2 suficiente como para juzgarnos autores de su aumento? La masa vegetal (tanto la natural como la cultivada, la actividad volcánica, las fluctuaciones de la biomasa marina, contribuyen a escala enorme al balance de la composición atmosférica. Toda la actividad del hombre parece pequeña en comparación. Algunos la ubican en alrededor del 4%. Esto representaría, de supuestos 33 ºC que ha significado en la temperatura global histórica el efecto invernadero, sólo 0,03 ºC se deberían al CO2 de origen antropogénico. (La milésima parte).

— ¿Qué explicación acorde al modelo se le da al enfriamiento global de las décadas del 40 al 70, justo cuando más desenfrenadamente se quemaba todo el combustible fósil posible?

— ¿Qué importancia relativa tienen otros factores? Actividad del sol, polvo cósmico, desplazamiento del sistema solar a través de la galaxia, rayos cósmicos, movimientos tectónicos, volcanes…

— ¿Por qué esa estridente propaganda catastrofista? ¿La alternativa a la contaminación es el engaño? Si creen en la verdad de sus ideas bien pueden atenerse a mostrarlas sin mentiras ni exageraciones, abriendo los espacios de acceso a los datos de las mediciones sin procesar. Ni la ciencia, ni la prensa se ven bien en el papel de obstruccionistas. Déjenselo a los políticos.

Resulta que los de la lista de abajo también son personalidades científicas destacadas en temas relacionados con el cambio climático y fundamentan opiniones bastante divergentes con el supuesto consenso. Busque en Google y verá qué dicen.

Richard Lindzen, Hendrik Tennekes, Antonino Zichichi, Nir Shaviv, Khabibullo Abdusamatov, Vincent R. Gray, Roy Spencer, Philip Stott, Ian Clark, etc.

domingo, enero 24, 2010

Rojo y negro.

Julien Sorel es un personaje creado con maestría. Inteligente, hipócrita, pudoroso y lleno de ambición, a primera vista se pensaría que sus cualidades son contradictorias y exageradas. Pero su solidez va aumento a medida que se le conoce, cuando reacciona ante hechos y circunstancias en forma lógica, según las capacidades y condiciones que le vamos descubriendo.

La cárcel y el Asilo de Mendicidad son dos instituciones que, en la novela, constituyen el origen de las riquezas de algunos de los señores de la aldea con los que, a pesar de su desprecio, Sorel debe alternar. Aquí traigo un fragmento.

No hubo mueble ni objeto del que no le dijeran el precio. En medio de tanto lujo, encontraba Julián algo de innoble, algo que olía, valga la expresión, a adquisiciones hechas con dinero robado.

Llegaron a la casa, acompañados de sus señoras respectivas, el recaudador de contribuciones, el director de impuestos indirectos, el jefe de gendarmes y dos o tres funcionarios públicos. También asistieron algunos liberales ricos. Julián, predispuesto a pensar mal, creía ver, cerca de la sala del festín, un ejército de infelices asilados, cuya mísera ración cercenaban, para con la economía comprar aquel lujo de pésimo gusto con que pretendían deslumbrarle.

Llena su imaginación de la idea del hambre que en aquel momento sufrían tal vez los asilados, recluidos muy cerca de él, no podía pasar bocado. Sobre un cuarto de hora más tarde, oíanse a lo lejos palabras sueltas de una canción popular, bastante fea, dicho sea de paso, entonada a grito herido por uno de los asilados. El señor Valenod dirigió una mirada significativa a uno de sus servidores, el cual desapareció en el acto. Momentos después enmudecía el cantor. Un criado ofrecía en aquel punto a Julián vino del Rin en una copa de cristal verde, mientras la señora de Valenod le decía que cada botella de aquel vino costaba nueve francos, adquiriéndolo por cajas. Julián tomó la copa verde y dijo a Valenod:

-Parece que no cantan ya esa canción escandalosa.

-¡Pues no faltaba más!- exclamó el señor Valenod-. ¡Estaría bueno que no supiera imponer silencio a los tunantes!


 

Recordé esta escena al leer las noticias sobre los fallecimientos en el hospital siquiátrico de Santiago de las Vegas. Después, viendo uno de esos videítos que circulan a bordo de las memorias USB, grabado con celulares o pequeñas cámaras, donde estudiantes del Instituto Superior de Arte protestan y van a la huelga a causa de las raciones magras, mal hechas y faltas de variedad. Durante las discusiones, otras fallas salen a la luz, especialmente de administración.

Yo también fui alumno en escuelas al campo, trabajé en becas. He vivido meses de angustia con familiares hospitalizados. Sé lo que es depender de un comedor que pone poco y malo en la bandeja. También de la mala fama de los administradores, jefes de almacén, transportistas y custodios que venden la leche, el aceite, la harina o la carne que debían poner en aquellas mesas.

La cara fea de la corrupción se está asomando en estos casos. Ha provocado muertes. Es imposible conocer la extensión de los daños que sufrimos por su causa.

Pero los corruptos no son los únicos culpables de que exista la corrupción.

Hay un pasaje célebre en la novela que dice (citando en parte a Saint-Real):

No olviden nuestros lectores que las novelas son espejos que pasean por la vía pública, que tan pronto reflejan el purísimo azul del cielo, como el cieno de los lodazales de la calle. Y si así es, ¿os atreveréis a acusar de inmoral al hombre que lleva el espejo en su canasto? ¡Porque su luna refleja el cieno, os revolvéis contra el espejo! ¡No! A quien debéis acusar es a la calle o al lodazal, y mejor aún, al inspector de limpieza que consiente que se forme el lodazal.


 

Stendhal no mostró a todos los presuntos culpables, pero sí a algunos muy buenos: "la calle" es donde está el lodazal, la propia sociedad. Para ser más específico, el "inspector de limpieza", el sistema de control. "El espejo" si sólo refleja el "purísimo azul de cielo" tiene un punto de complicidad. Falta el rompedor de espejos, capaz de destrozar aquellos que se atreven a mostrar el lodazal.

Sería más difícil con una prensa más inquisitiva, menos preocupada en sobrevivir adulonamente, una prensa que pudiera meter las narices en todas partes, incluyendo cárceles y asilos de mendicidad; que se mantuvieran condiciones infrahumanas como las que parecen haber surgido en el Hospital Siquiátrico y pudiera haber en otros lugares.


 

 

martes, enero 05, 2010

El rincón de Castellio.

Hace unas semanas, un amigo me pidió que escribiera una recomendación de un libro que hubiera leído el año que acababa. Era una tarea que me daba placer, ya que no sólo me gusta la lectura, sino también compartir los buenos ratos que los buenos libros regalan.

Hay en mi biblioteca un rincón de "favoritos" y todos los años vuelvo a leer algunos de ellos. Son libros de narraciones. En cada uno prima el deseo de contar, la pasión por la trama, más que el hallazgo formal.

Allí está "La Buena Tierra", una novela de Pearl S. Buck, cuyos personajes, campesinos realísticos, devuelven al lector el deseo de vivir con el ansia con que buscan el sustento, donde está: en la tierra que los acoge. También, "Manuscrito Encontrado en Zaragoza", de Jan Potocki, demencial narración (quizás sea mejor decir serie de relatos) a cuya fantasía desmesurada siempre recurro con placer. "Rojo y Negro", qué decir. "Crimen y Castigo". "Sinhué, el egipcio." "Pantaleón y las Visitadoras." Y otros.

No son tantos. Mi biblioteca es finita y sufre purgas no deseadas. Ese rincón, no. Para la encomienda, escogí "Castalión Contra Calvino" (en el artículo lo referencié con el nombre que le dan en las ediciones actuales, Castellio…) y creo que para un cubano de estos tiempos, es un libro necesario. Aunque Calvino propinó a Servet la respuesta más extrema que la intolerancia provee, (la hoguera) el principio básico del que partía, es el mismo que el de todos los intolerantes: "Yo tengo la razón, luego, los que piensan de otro modo, no la tienen: son criminales. Por lo tanto, hay que actuar contra ellos con todos los medios a nuestro alcance. Sus argumentos no deben escucharse, ni siquiera conocerse." Stefan Zweig escribió este libro cuando el nazismo crecía, extendiendo por todo el mundo la uniformidad y el terror a verse diferenciado. Esa es quizás la causa de que sus palabras suenen parecidas a las de Castalión. En el artículo, cité al personaje. Aquí, citaré al autor:

"La profesión de fe ligada al mundo siempre sobrevivirá a la doctrinaria y agresiva. Pero, sobre todo desde el punto de vista ético, el coraje ejemplar y sin precedentes de este hombre olvidado debe ser un modelo para las generaciones venideras. Cuando Castellio -enfrentándose a todos los teólogos del mundo- califica a Servet, asesinado por Calvino, de víctima inocente; cuando rechaza todos los argumentos de Calvino con estas inmortales palabras: "Matar a un hombre no es defender una doctrina, sino matar a un hombre", cuando en su manifiesto en defensa de la tolerancia -mucho antes que Locke, Hume, Voltaire, y mucho más brillantemente que ellos- proclama de una vez por todas el derecho a la libertad de conciencia, este hombre empeña su vida a cambio de sus convicciones."

"Y por eso es necesario recordar una y otra vez al mundo, un mundo que sólo ve los monumentos de los vencedores, que quienes construyen sus dominios sobre las tumbas y las existencias destrozadas de millones de seres no son los verdaderos héroes, sino aquellos otros que sin recurrir a la fuerza, sucumbieron frente al poder, como Castellio frente a Calvino en su lucha por la libertad de conciencia y por el definitivo advenimiento de la humanidad a la tierra."

martes, diciembre 22, 2009

Todavía

He estado un tiempo sin publicar. Las razones son diversas y no quiero exagerar su importancia. Digamos que mi silencio ha sido mayor que mis ansias de decir. Comoquiera que este blog es mi prueba de vida, no quiero causar angustia a mis lectores imaginando motivos para mi ausencia.

Es la única razón de esta entrada. Tengo varios cuentos y artículos nuevos que me gustaría darles a conocer. Ojalá que pronto sea posible.

Agradezco a todos los que han seguido visitando mi blog, aún semanas después de no hallar nada nuevo en él. Es increíble que se haya mantenido esa corriente de interés. Gracias.

Fin de Año

Creo difícil que consiga colocar otra entrada antes de que se acabe el año, así que aprovecharé ésta para despedirlo.

Es la tercera Navidad desde que llevo el blog y resulta cada vez más difícil sostener el optimismo. Contrariamente a mis deseos, el temor al cambio ha sido más fuerte que el deseo de ver a todos esforzarse en busca de su realización personal.

Aún expresaré el anhelo de ver mejorar nuestras vidas, de ver emprendimientos ilusionados en mi tierra y de que todos nos sintamos adultos, no tutelados, capaces de llegar hasta donde nos lo propongamos sin temor a los “perseguidores de cualquier nacimiento”.

Felices fiestas para todos.

domingo, agosto 30, 2009

Un tesoro bajo la escalera.

Una mañana de enero de 1969 saqué unas cajas y bultos que había en un pequeño depósito situado debajo de las escaleras de mi edificio. Vivíamos entonces en un apartamento en la calle San Nicolás en Centro Habana, prolongado hacia lo que en otros tiempos fue la peluquería de mi mamá; y en esa etapa ocupábamos con una cocina, comedor y cuarto. De manera que teníamos una especie de dúplex y en el medio, interior a nuestra casa, el espacio donde yo me estaba introduciendo a gatas y donde sabía, fruto de anteriores incursiones, que una de las losas se había zafado.

De hecho, yo, con un cuchillito, había jugado a Edmundo Dantés en el Castillo de If y había retirado la losa para excavar un agujero en el piso. En una ocasión, mi mamá me habló de la necesidad de un escondite seguro y yo le dije que ese lugar nadie lo encontraría. Así fue cómo me dieron la tarea de preservar lo que quedaba del muy mermado patrimonio familiar: un frasco de caramelos (quizás de un litro) lleno de monedas de oro, piedras y joyas.

Medio año atrás, el día que una patrulla de la brigada fronteriza nos atrapó en las inmediaciones de la Base Naval de Guantánamo, descubrieron una bolsa llena de oro junto al agua y la comida. No sé si era nuestra o de la otra familia que iba con nosotros, mi mamá llevaba una faja (parecida a las que usan ahora los terroristas suicidas) que aumentaba su peso en varios kilogramos.

Estuvimos tres días en la estación y nadie descubrió la carga. Cuando regresamos a la Habana, fue que pudo quitarse la faja.

Después, pusimos su contenido en el pomo. Antes, hizo una lista de lo que iba colocando. Ahí estaba mi primer Rólex. Era de oro, manilla de cuero, que le quitaron para guardarlo. Me lo había regalado por mi duodécimo cumpleaños, pero no me dejaba utilizarlo. "Te arrancan el brazo si te cogen por ahí con ese reloj." Luego, en 1971, me regaló otro (de acero) que no me quité en veinticinco años.

Las monedas eran de una onza. Brillantes, nuevas. No creo que hayan circulado jamás. He visto otras mucho después (más pequeñas, de cinco pesos) en otras manos. Son atesoradas para cuando valga la pena. Aquellas llenaban la mitad inferior del pomo y no sé qué pasó con ellas.

Una vez enterrado el tesoro regresé los cajones a su sitio y volvió a depositarse el polvo sobre la losa recolocada.

Un año y medio después, la policía registró la casa. Se llevaron dos camiones de cosas y mucho dinero. Deben haber sido descuidados, porque no encontraron el que estaba oculto en el inodoro ni el que habían cosido en el forro de alguna ropa colgada en el escaparate.

Tampoco hallaron mi escondite.

El tesoro permaneció en su sitio hasta que nos mudamos hacia una casa en el Vedado. Lo saqué en esa ocasión y no supe más de él.