martes, diciembre 23, 2008

Dificultades invisibles.

« ¿Cómo te va?» «Ahí…, trabajando.» « ¿Estás bien?» «De lo más contento» « Ah, entonces es que estás trabajando mucho. »

En lenguaje corriente, "contento y trabajando", significa que hay algo especial en la ocupación para que valga la pena esforzarse. En el sector estatal, no suele ser el salario. Unas veces se trata de las condiciones de trabajo (asignación de un vehículo, oficina, viajes, estímulos) y otras, de la infame "busca". Expresar que está trabajando "mucho" puede sugerir que el sujeto lo hace en un lugar donde percibe "pagos en divisas" y por lo tanto, la última frase es de parabienes. Ciertos individuos lo verían con envidia y se quejarían de sus "privilegios".

El tema de la doble moneda se ha convertido para algunos en una cómoda bandera. Dado que la imaginería popular le ha asignado un papel importante en el actual estado de desigualdad notoria que vive la sociedad cubana y que esto se hizo público en las "asambleas a camisa quitada" que se realizaron hace un tiempo, han concentrado en la eliminación de la dualidad monetaria todos los esfuerzos reformistas. El gobierno, por su parte, se demora, alegando complejidad. No soy de los que creen en la importancia de tal cambio ni mucho menos en las dificultades operativas para realizarlo.

El cambio sería fácil. Hay control de precios y salarios, impuestos, gravámenes, monopolio. No se van a vaciar las tiendas, ni a secar las gasolineras, porque habría que gastar lo mismo en la moneda sobreviviente. Las casas de cambio seguirían existiendo, porque las divisas continúan llegando a Cuba; y las tasas de canje y recanje pueden ser tan diferentes como precise la ineficiencia de nuestro sistema financiero. Es fácil ver, por otra parte, que tales cambios no ayudarían mucho a paliar las miserias cotidianas de los que actualmente no tienen ingresos importantes en divisas, ya que los precios seguirían siendo inalcanzables.

Porque, al final, el asunto es lo que podemos consumir con lo que producimos. Y esto es poco, en un país con demasiada superestructura, que carece de desarrollo industrial, que le ha vuelto la espalda a la agricultura, ha destruido su crédito, limita los servicios que pueden brindarse y obstaculiza el comercio.

Por otra parte, la doble moneda generalizada existe hace "sólo" quince años, no es esencial.

Entonces, ¿de qué se trata? ¿Por qué no hay dobles precios en todas partes, mientras se retira una de las monedas? ¿Qué necesidad hay de recoger firmas para precisar a la Asamblea Nacional a que responda sobre un objetivo ya planteado? ¿Por qué todo es tan difícil?

A mi juicio, los que obstaculizan este cambio, lo hacen en buena medida por una cuestión de imagen. Si se quedara sólo el CUC, habría que aceptar que el salario mínimo legal anda por los diez dólares mensuales y que el promedio es de menos de veinte. Que cuando se "estimula" a alguien con una estancia en un hotel, no se podría decir que lo hace pagando "en moneda nacional" sino a una fracción ínfima de su precio. En las operaciones entre empresas y unidades presupuestadas, cuando se "autorice" un gasto, ya no sería en otra moneda, sino en la misma, y se estarían liberando recursos actualmente encubiertos por una maraña de regulaciones que funcionan de forma diferenciada, según los intereses que necesiten satisfacer los funcionarios encargados específicamente de los mismos. Algo similar ocurriría si la moneda única fuera el peso. Una vez establecido que el cambio oficial es "x", sería fácil calcular los salarios en términos absolutos, importantísimo secreto que no debe revelarse bajo ninguna circunstancia. Podría establecerse el nivel de bienestar que puede alcanzarse con tales ingresos. La imagen de nuestro "espejo de sociedades" se vería terriblemente dañada. Por último, pero no menos importante, está el tema de la iniciativa. Que haya algún cambio, por accesorio y pequeño que fuera, nacido de los deseos de la gente común, lejos de las oficinas del mando superior, puede ser un precedente peligroso.

Sin embargo, las cosas no tienen por qué ser vistas de esa forma. El discurso oficial sobre el objetivo de la economía ("satisfacer las necesidades crecientes de la sociedad") deja abierto el camino para tratar los problemas económicos con una visión más pragmática. La ideología ha demostrado ser mala consejera económica y los ideólogos de todas las tendencias se esfuerzan en demostrar que los fracasos y éxitos de modelos establecidos esquemáticamente a partir de conceptos filosóficos se deben al desapego o fidelidad a los principios que les dieron origen y no precisamente a la rigidez o flexibilidad de su esquema. Pero pensar en esta satisfacción, con un poquito de amor al prójimo, puede servir para que se tomen decisiones valientes que permitan trabajar "mucho" y "de lo más contento" a cualquiera que lo haga, no excepcionalmente.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno el análisis. Tocas puntos en los que no había pensado.
Ahora, aprovecho la oportunidad para desearles a ti y la familia que pronto será familión, todas las cosas buenas que merecen en la Navidad y el Año Nuevo.
Abrazos para todos.

BARBARITO dijo...

Brillante análisis a fondo.
¡¡POBRE CUBA!! Lo que aún le espera hasta que llegue el "cambio" de verdad...
De todas formas, aprovecho la ocasión para mandarte desde aquí mis mejores deseos de paz, felicidad y prosperidad en estas fiestas navideñas y el nuevo año, en compañia de tus seres queridos.
Un abrazo, maestro.

Anónimo dijo...

"Porque, al final, el asunto es lo que podemos consumir con lo que producimos. Y esto es poco, en un país con demasiada superestructura, que carece de desarrollo industrial, que le ha vuelto la espalda a la agricultura, ha destruido su crédito, limita los servicios que pueden brindarse y obstaculiza el comercio."

El articulo completo me parece excelente, pero ese parrafo es brillante, no creo que pueda decirse mejor con menos palabras, saludos y Felicidades para todos. Ichi

Anónimo dijo...

me encanto tu analisis,aunque es muy largo, se mas conciso. te deseo suerte, y que pronto tengamos los cubanos, una sola patria, una sola moneda y la libertad y los derechos sean igual para todos.